El éxito de la serie de televisión
El Ministerio del Tiempo es algo a
todas luces indiscutible. Y no sólo por cuanto dicen sus datos de audiencia
(que no deberían ser determinantes para una televisión pública) sino por la
comunidad generada en torno a esta ficción y el movimiento tanto sentimental como
innovador que ha provocado.
Aunque seamos muchos los que cada
lunes disfrutamos con las aventuras de la patrulla del tiempo mientras compartimos
la experiencia con el móvil o la tableta en la mano, cada vez estoy más convencido
de que su éxito no tiene tanto que ver con el ruido que la comunidad de ministéricos
sea capaz de producir como con los ingredientes que sus creadores manejan con
habilidad de un master chef o, mejor
aún, hábil cirujano. Con ellos han sido capaces de atrapar a diferentes públicos,
que de esta manera pueden además saborear al mismo tiempo otros gustos distintos de aquellos a los que están habituados.