Hace algunas semanas, la prensa española se hacía eco de lo
sucedido en el Zócalo de la ciudad de México. Los maestros que
llevaban allí acampados desde varias semanas atrás eran finalmente expulsados de
la Plaza de la Constitución —nombre oficial de ese inmenso espacio urbano—por
la Policía Federal mexicana. Pese a que la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación [CNTE] había decidido el desalojo pacífico del
emblemático lugar, un grupo de manifestantes recalcitrantes —en su mayoría procedentes de Oaxaca— se resistió a desmontar
el campamento, actitud que finalmente desembocó en violentos enfrentamientos.