Hace algunas semanas, la prensa española se hacía eco de lo
sucedido en el Zócalo de la ciudad de México. Los maestros que
llevaban allí acampados desde varias semanas atrás eran finalmente expulsados de
la Plaza de la Constitución —nombre oficial de ese inmenso espacio urbano—por
la Policía Federal mexicana. Pese a que la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación [CNTE] había decidido el desalojo pacífico del
emblemático lugar, un grupo de manifestantes recalcitrantes —en su mayoría procedentes de Oaxaca— se resistió a desmontar
el campamento, actitud que finalmente desembocó en violentos enfrentamientos.
La información sobre este hecho llegada a España,
fragmentada y superficial, no ha facilitado la comprensión de la verdadera
esencia y magnitud de lo sucedido, ofreciendo una imagen distorsionada basada
en la analogía con otros sucesos aquí ocurridos. La simple alusión a la toma
campamental de la más importante plaza mexicana impulsó a rememorar la
prolongada ocupación de la madrileña Puerta del Sol por el movimiento del 15-M ,
mientras que la acción policial trajo a la memoria la carga de los Mossos d’Esquadra
y la Guardia Urbana en la Plaza de Catalunya de Barcelona a finales de mayo de2011 para desalojar a los indignados allí acampados. Inevitablemente, tales similitudes tendieron a
provocar en el lector un cierto sentimiento de simpatía hacia el movimiento
mexicano de protesta, efecto que se acrecentó entre los críticos al proyecto
de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa —la controvertida ley Wert— al saber
que la movilización de los maestros mexicanos estaba relacionada con su oposición
a la reforma educativa planteada por el Gobierno Federal del país
americano.
El lector avezado ya sabe que la estructura de los textos en la prensa tiende a situar lo más interesante de una noticia al comienzo, decreciendo su atractivo a medida que avanzan los párrafos, pauta útil para ajustar los contenidos durante la maqietación. Sin embargo, este procedimiento sirve en muchos casos para enmascarar la verdad, potenciando la fuerza de un titular que pretende más captar la atención que resumir la información. Y algo así es lo que ocurrió en la única noticia incluida en la página 33 del diario El mundo en su edición del 15 de septiembre de 2013. Bajo el titular "Los maestros acaban con la luna de miel de Peña Prieto", el redactor daba cuenta de "la batalla entre policías y trabajadores de la educación, que terminó con 17 heridos y 31 detenidos". Que el conflicto en cuestión estuviera motivado por la ley General del Servicio Profesional Docente no pareció digno de merecer destaque tipográfico, con lo que el lector medio fijó su atención en la anécdota del enfrentamiento y la calificación de represor que los manifestantes otorgan al presidente mexicano.
La mediatización de esta noticia se concretó al "camuflar" en sus columnas las verdaderas razones de tal hostilidad. Una maestra participante en la ocupación de la plaza declaró:
Es muy sencillo que para el lector la privatización de la enseñanza, aunque sea en México, resulte digna de movilizaciones. Pero esa percepción variaba al realizar una lectura más detenida del texto:
Sea como fuere, la profesionalidad del periodista quedó empañada por un manejo confuso —si no torticero— de la información.
La mediatización de esta noticia se concretó al "camuflar" en sus columnas las verdaderas razones de tal hostilidad. Una maestra participante en la ocupación de la plaza declaró:
"Ésta no es una reforma educativa, es una reforma laboral encubierta que quiere expulsar a miles de maestros a la calle para privatizar la educación."Semejante acusación establecía tales paralelismos con la situación actual en España que incluso el lector en diagonal —el que desliza la vista desde el ángulo superior izquierdo hacia el contrario— pudo facilmente simpatizar con la movilización de los maestros e incluso su contundencia, aunque ninguno de los finalmente detenidos estuviera vinculado al magisterio.
Es muy sencillo que para el lector la privatización de la enseñanza, aunque sea en México, resulte digna de movilizaciones. Pero esa percepción variaba al realizar una lectura más detenida del texto:
"Hasta ahora, en estados como Oaxaca, el más atrasado del país, las plazas en el magisterio eran propiedad de los maestros que podían hacer con ellas lo que quisieran, desde heredarlas a sus hijos a venderlas. Hasta ahora estos privilegios se habían mantenido gracias al liderazgo de Elba Esther Gordillo, la todopoderosa líder sindical, hoy encardelada y acusada de enriquecimiento ilícito y corrupción."Si el párrafo citado refleja la realidad, es cierta la existencia de paralelismos entre México y España: el problema de la corrupción sidical. Pero denota, además, la perversidad del lenguaje en manos de según quienes: ¿acabar con la "propiedad" de las plazas de maestro es "privatizar la educación"? ¿No será más bien lo contrario? Entonces, tal vez, movilizaciones que aparentaban tener grandes similitudes, tendrían en realidad objetivos contrapuestos... salvo que , en el fondo, su objetivo fuese el de defender injustos privilegios.
Sea como fuere, la profesionalidad del periodista quedó empañada por un manejo confuso —si no torticero— de la información.
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