Acabo de reincorporarme a la rutina laboral después de unos
escasos días de asueto: algo de playa y spa, un poco de deporte —con pequeña
lesión incluida— y otro tanto de baile… para descargar tensiones, reordenar el
sueño, estimular hormonas y recuperar el ánimo para afrontar una nueva
temporada de las habituales obligaciones profesionales e incluso nuevas
responsabilidades. Sin ver la televisión ni escuchar la radio, sin apenas consultar
el correo electrónico —desde luego, no el del trabajo— y reduciendo al mínimo
la utilización de las plataformas de redes sociales en Internet (seguro que mi índice Kloud se resiente).
martes, 23 de septiembre de 2014
viernes, 5 de septiembre de 2014
Reflexión septembrina
Llegado el mes de septiembre, el verano se resiste a marchar, pero en su
esfuerzo por permanecer entre nosotros va dejando jirones de color en el paisaje. Pedalear hacia el puesto de trabajo entre dos luces, mientras las copas de los árboles atrapan los primeros rayos dorados del día y el brillo de las estrellas se difumina para aclarar poco a poco el azul del cielo, es grata recompensa para quienes iniciamos la jornada en tan oportuno momento. Hacerlo a través de un bosque —por muy urbano que sea— proporciona un plus de sensaciones: la música de las primeras hojas caídas al quebrarse bajo nuestro peso, el húmedo frescor otoñal que durante esos instantes impregna de acogedores aromas el paisaje…
Suscribirse a:
Entradas (Atom)