El éxito de la serie de televisión
El Ministerio del Tiempo es algo a
todas luces indiscutible. Y no sólo por cuanto dicen sus datos de audiencia
(que no deberían ser determinantes para una televisión pública) sino por la
comunidad generada en torno a esta ficción y el movimiento tanto sentimental como
innovador que ha provocado.
Aunque seamos muchos los que cada
lunes disfrutamos con las aventuras de la patrulla del tiempo mientras compartimos
la experiencia con el móvil o la tableta en la mano, cada vez estoy más convencido
de que su éxito no tiene tanto que ver con el ruido que la comunidad de ministéricos
sea capaz de producir como con los ingredientes que sus creadores manejan con
habilidad de un master chef o, mejor
aún, hábil cirujano. Con ellos han sido capaces de atrapar a diferentes públicos,
que de esta manera pueden además saborear al mismo tiempo otros gustos distintos de aquellos a los que están habituados.
La línea argumental básica, que
no deja de ser ingeniosa aunque tampoco resulte excesivamente original, hace de
El Ministerio del Tiempo un relato de aventuras a partir de una anécdota propia
de la ciencia ficción, con su inevitable trama romántica y un cierto aire
costumbrista y nostálgico que llega a hacerla agradable a espectadores de toda
edad y género. Sobre esta base se ha ido construyendo no sólo un relato
atractivo, sino todo un universo —desde el más simple making of a la realidad virtual tridimensional, pasando por el podcasting, los foros en Internet— que
la convierte en una experiencia de entretenimiento única por ahora en España.
El mencionado argumento y su
desarrollo hacen atractivo un contenido de gran valor didáctico —aunque haya quien lo acuse de superficial— especialmente en
estos tiempos en que las Humanidades en general son comúnmente menospreciadas y
nuestra historia nacional particularmente maltratada. Sin dejar de ser una
serie de ficción, sus guionistas rescatan para el público tanto referentes casi
olvidados —el Cid, Lope de Vega, Spínola— como personajes que dotaron de vida
nuestra pequeña historia —Lázaro de Tormes, Joaquín Argamasilla—, hitos
temporales de gran trascendencia —la ocupación francesa, la pérdida de las últimas
colonias de Ultramar, la Transición— o instituciones poco y mal conocidas,
convirtiéndose de esta forma en un instrumento instructivo de primer orden a
pesar de no ser tal su principal propósito, excitando la curiosidad del espectador.
Instituciones culturales de alto rango como la Biblioteca Nacional
y otras con mayor humildad pero no menor ambición, como el Archivo Municipal de Burgos y la
Biblioteca Municipal de la misma ciudad, se disponen cada
noche de emisión a enriquecer el visionado del episodio con más información extraída de sus
propios fondos documentales, proporcionando al espectador la oportunidad de
contextualizar con mejor fortuna lo que sucede en la pantalla.
Pero aún tiene El Ministerio del Tiempo una lectura más
profunda, apta para quienes no se sientan tan atraídos por lo que se nos cuenta
como por el juego que se propone de manera continua mientras transcurre la acción. Y es que guion y
ambientación —cuidados hasta en detalles mínimos— están trufados de continuos
guiños cuya captura e interpretación exigen una agilidad mental y un amplísimo
espectro cultural. Cargados de humor y no exentos de ironía —de la que no se
libran ni los propios creadores de la serie—, suelen provocar la inmediata
reacción del seguidor ministérico:
Ese cabrón de #Olivares #VuelveMdT Lo has vuelto a hacer @olivares_javier inmenso el 1º capítulo de @MdT_TVE pic.twitter.com/H6ErR4jCFz— Jan Solo ن (@janS0L0) 16 de febrero de 2016
— Rafael Ibáñez (@rafaeliba) 28 de marzo de 2016
en el @MdT_TVE, tuvo un gran homenaje Rodolfo sancho a su padre Sancho Gracia al cambiarse de nombre por el de Curro Jimenez.— Reyes Sanz Gonzalez (@ReyesZhy07) 25 de febrero de 2015
'Busquets, pero ese nació cansao el cabrón' TOP #VuelveJulian— María. (@MariaVillan96) 28 de marzo de 2016
Jordi Hurtado haciendo un cameo en una serie sobre viajes en el tiempo. ¿Hay algo más maravilloso que eso? #MdTFinal— † Karla con K ☮ (@KarlaOuteiral) 13 de abril de 2015
#VuelveMdT yipi ka yei hideputas! Que grande Bruce Langa. Como dobla el tío ;)— Fredo Mercury (@fredomercury) 15 de febrero de 2016
.@Atleti:— Pedro M. Barreda S. (@PedroMBarreda) 9 de marzo de 2015
- "¿Ese Luis Aragonés es otro Grande de España, como Spínola?"
- "Eso es, otro Grande de España..."#MdT3
Tesoros nacionales. Lope y Rosendo @MdT_TVE https://t.co/Qydks4xoRg— Maria Nussimbaum (@MariaNussimbaum) 8 de mayo de 2015
Si a esto unimos el mero placer
visual que producen unos espacios creados de forma muy sugerente por el equipo
de posproducción y el meritorio resultado de las interpretaciones —todo ello con un presupuesto simplemente discreto—, hallamos en El Ministerio del Tiempo un producto
televisivo redondo, capaz de marcar un antes y un después en la historia de la
televisión española; y de Televisión Española, por descontado.
Por todo esto, no lo dudo: #RenovaciónMdT
Por todo esto, no lo dudo: #RenovaciónMdT
Me pregunto cuántas tesis doctorales de comunicación audiovisual se estarán ya gestando sobre el MdT, y también... ¿cuántas de Historia? y lo vale!
ResponderEliminarPues, evidentemente es un dato que no conozco. Pero, como muy bien dices, MdT debería provocar no pocos trabajos de investigación académica: tesis, TFG, TFM... Se trata de un producto transversal (¡ya salió la palabreja!) que cuenta con aspectos tan variados -historiográficos, técnicos, comunicativos, interpretativos- que merece ser estudiado y potenciado.
EliminarGrande.
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